Siroco

Desde Almoraima (1976) Paco no había grabado un disco, digamos, auténticamente flamenco, a la manera de sus primeras grabaciones, centrado en los toques clásicos de guitarra de concierto. Con Siroco, abandona por un momento el sonido del sexteto para marcar con ocho piezas la nueva vanguardia de la creación flamenca. Un disco para los amantes de la buena música, una obra madura y cabal. El Siroco es un viento del Sahara que adormila y alucina, que es precisamente como se queda una tras la primera audición de este disco. ¿De donde sale tanta inspiración flamenca? De la cabeza de un genio como Paco. “Hay ocho o nueve toques para el próximo álbum, toco solo, con el grupo y me doblo con una segunda guitarra. No he decidido qué voy a tocar. Necesito tiempo para arreglar las piezas porque siempre estoy de gira. Trabajo de noche. Toco toda la noche y grabo todo lo que me viene a la imaginación. Después elijo lo que me parece mejor”, comentaba meses antes de la grabación. Sin duda, supo elegir bien.
Con Siroco da un paso de gigante en todos los parámetros de la música flamenca, rítmicos, melódicos, armónicos o formales, situándose para siempre a la altura de uno de los más grandes autores e intérpretes de la música española del S. XX. Tal y como dice Paco Sevilla en su libro “la música es moderna pero la energía es antigua”.
Participan sus hermanos Ramón de Algeciras y pepe de Lucía, Rubem Dantas en la percusión, José María Bandera (sobrino de Paco con quien formó trío junto a Juan Manuel Cañizares), y el bailaor Juan Ramírez, en el formidable zapateado.
Después de unos años dedicado a realizar giras por todo el mundo con el Sexteto, Paco retorna con este disco a la guitarra sola componiendo auténticas obras de arte. Como indica Félix grande en sus comentarios: “Nunca sonó el flamenco como suena aquí”. Paco en su humilde sabiduría flamenca añade: “¡Ahí queda eso!”.