Paco de Lucía abraza el tiempo

EL MUNDO
22 Julio, 2010
"¿Pero cómo va a tocar Paco la guitarra?". Se extrañaba un vecino de que Paco de Lucía, cuando era Paquito Sánchez a secas, anduviera rebuscándose por dentro para encontrarse en el mejor él de todos los que tenía. Cada vez que se le pregunta, esa crianza no la olvida... y el vecino, seguro, tampoco. Y es por eso que ha llegado hasta donde ha llegado.

El concierto de este miércoles en Valencia, en una gira intercontinental que parecen mil juntas, fue de los que el público sale con ganas de tocar la guitarra aunque no haya cogido una en la vida, de fácil que parece hacerla sonar.

Paco de Lucía abarrotó los Jardines de Viveros y dejó clarito, a sus 63 años, dónde va -hace años, casi treinta, "sólo" quería hacerlo caminando y ahora, prefiere que sea volando,volando, vivir a su aire y que no se lo reproche naide- y sobre todo, de dónde viene.

Anoche desplegó su repertorio con un lenguaje entregado, el que le ha robado a los clásicos y ampliado con generosidad, que no es otro que el de querer cambiar la música aun sabiendo que a estas alturas, menos para unos pocos, es un capricho imposible.

Las dos horas de concierto fueron una combinación mágica de sonidos de los que prenden los sentidos, con clásicos como Almoraima o pinceladas de Potro de rabia y miel, aquella antología del flamenco, con dos pollinos chingones en la portada que fueron el último aliento doliente de Camarón.

La banda ayudó, como lo hace siempre, con las voces de Duquende, cada vez más flaco y gustoso, derrochando jondura al filo de la silla, y David de Jacoba; Antonio Sánchez, sobrino de Paco, a la guitarra; el bajista Alain Pérez, Antonio Serrano a la armónica y el Piraña a la percusión. El técnico de sonido le echó una mano con el petardeo de los bafles, a pesar de que Piraña no lo necesita, quien lo ha oído lo sabe, no lo necesita. El Farru, hermano de Farruquito, es otro aparte, un vendabal repiqueteando las tablas como el granizo fino.

Tres minutos de aplausos hicieron que Paco de Lucía sacara su "bendito accidente" de entre Dos aguas, tan lúbrico como el primer día que salpicaba desde la orilla del escenario.

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Concierto: