Paco de Lucía, fiel al sonido que creó

El Periódico
22 Junio, 2010
El inventor de la fusión flamenca demostró en el Liceu que a jondo tampoco nadie le gana

Tras una ausencia más larga de lo habitual, Paco de Lucía regresaba a un Liceu abarrotado el pasado domingo. Y volverá también el próximo, el día 27, con escasas entradas todavía a la venta y ya como cierre definitivo de la 21ª edición del Festival de Guitarra.

Se diría que gran parte del público era neófito en estas lides, pues, cuando el artista abandonó el escenario al cabo de una hora, reclamó insistentemente un bis hasta que alguien aclaró que se trataba de un descanso. Como hace siempre. Incluso tras la disolución de su mítico sexteto, los espectáculos del genio de Algeciras apenas han variado su esquema en los últimos lustros.


Se decía que para este año preparaba una gira únicamente con su guitarra, pero, como acostumbra, tan íntima exposición solo tuvo lugar en el arranque del concierto. Diez minutos de la tierra al cielo, con sus dedos sentando fundamentos hasta sobrevolar literalmente el mástil. El resto de los músicos fueron entrando pieza a pieza. De unas enfáticas bulerías por soleá al frenesí de la bulería río, con remansos, saltos de agua y caudalosa desembocadura. Y del río al ancho mar: por alegrías y con un juguetón juego de palmas haciendo filigranas a compás. En un golpe de efecto, antes del entreacto todo el grupo anticipó la estampa que ya permanecería la segunda parte. Sentado en hemiciclo mezcló la rumba furiosa con acompasados tangos. Tras otra rumba con tres solos como tres soles, se escuchó una de las peticiones más insólitas que uno haya oído: «Paco, un poco por soleá tú solo, por favor», reiteró alguien varias veces mientras él, con cara de circunstancias, afinó tocando la falseta de dicho palo.


SUPERGRUPO / Si en la gira anterior llevaba sobre todo voces femeninas, en esta ocasión el cante corrió a cargo de David de Jacoba y su ya habitual Duquende, cuyos agudos estremecieron por seguiriyas. Como segunda guitarra su sobrino Antonio Sánchez, y el resto más que conocidos: Alain Pérez al bajo, Piraña a la percusión y Antonio Serrano añadiendo nuevos colores con su armónica. Y al baile (y también a los coros, pues canta la mar de bien), el incendiario Farruco. Todos salieron un vez más por la puerta grande. Y en el bis, como no, Entre dos aguas.

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